miércoles, 20 de diciembre de 2006

real dimensión


Mucho se habla en estos días de tolerancia, de reconciliación, de olvidar y perdonar, pero a mi entender y siguiendo el sentimiento aplacado de millones más de chilenos es que sólo son palabras programáticas, un compendio de buenos deseos encubiertos tras la represión.


Nuestra tan deificada democracia es sólo un escudo para reprimir el sentir de millones en este país, quienes son los únicos que tienen que tolerar, callar su opinión, olvidar y pedir perdón, confinando nuestra conciencia y propio pensar. Cuanta gente vive casi convencida que es un pecado vivir las virtudes cívicas que tanto anhelamos, la providad pública, el patriotismo, los valores cristianos, y muchos otros.


Es hora de que soltemos las riendas que nos quieren dirigir tras propósitos plenamente partidarios y egoístas de una clase política corrupta, egoísta y que perdió la vergüenza en pos de la impunidad - claro que hay políticos honrados y justos, por eso los llamamos a hacerse valer y escuchar -.


Es hora de alzar nuestra voz poderosa, de colocarnos en la posición deliberante que nos compete de derecho propio, de rescatar nuestro intelecto en beneficio del país y de un mundo más justo y equitativo.


Basta de guardar silencio!, nuestra voz merece escucha, por que es una voz sana, pacífica, inteligente, que busca el provecho nacional, de ahí el personal que se traduzca en el familiar, que irradie a todo quien con esfuerzo se lo merezca; pero también es una voz incisiva, que no dejará pasar más en banda las irresponzabilidades de nuestros "gobernantes"


Principios del Predicador.

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