sábado, 30 de diciembre de 2006

Ansias de liberación y grandeza

Que hablar de sublime arrogancia
si nuestra piel se descama
dejando atrás la dignidad,
en capas pasadas principiada a perderse
ahora arrancada a jirones visibles,
o surcada por el sudor incesante
arrugas labradas en horas de hastió
- esas comisuras de neón, ventiladas con ozono -

Que hablar de sublime arrogancia
si mi cuello se anega en oportunidades curtidas
y si mi propia saliva conspira para ahogarme,
y mis manos no nadan, sino que pesan inertes
tal como mis piernas completamente ahogadas,
mas mi piel igualmente se descama:
¿será para volver a nacer y morir en esta mediocridad?
pero que de cierto modo me reconforta;
acaso para dar continuidad renovada
a esta rueda que no me atropella,
sino que me marea y hace vomitar,
que me mantiene vivo, compelido a ella

Que hablar de arrogancia
que hablar de arrogancia
- si tan sólo anhelamos dignidad -
talvez una mano amiga que nos arrastre, que no guíe
ya que esta nueva piel, con el paso del tiempo
nos ha convertido en seres aún más indolentes
- incluso de nuestras propias ansias de liberación y grandeza -,
mas, en lo más profundo de nuestros corazones
esperamos que nuestra nueva piel siga sudando
dando muestra de que la comida que la nutre bella esta bien ganada,
tanto como que la piel y sangre que pagamos, sea merecida

(...)

El Predicador

No hay comentarios: